Aunque a
muchos les suene increíble, leyendo en diversos foros y grupos internacionales
de la alimentación, me encuentro que el gusto o “paladar sensible” de los
españoles, se está teniendo muy en cuenta y está bien valorado fuera.
Muchas
empresas de alimentación o bebidas, a la hora de colocar o no un nuevo producto
en el mercado nacional, hacen primeramente diversas encuestas y testeos para
ver si encaja o no en el gusto español. Algunas recurren a los servicios de
profesionales que, como en mi caso, nos dedicamos al asesoramiento, investigación, estudio y testeo de estos productos.
La memoria
sensorial del consumidor español está mejorando. Basados por un lado en la
famosa dieta mediterránea que utiliza productos de calidad; si a esto le sumamos
la tendencia en aumento de la población hacia la alimentación sana, orgánica, bio,
eco y demás epítetos danzantes en estos tiempos; el resultado es esto del “paladar
sensible”.
Sé que no
es bueno generalizar, ya que hay muchos factores que determinan esto del “paladar
sensible” Gustos y costumbres por regiones, productos y recetas locales, la
influencia de la cultura musulmana y oriental en la península con respecto al
uso de especias, la variedad gastronómica, la innovación y fusión en la nueva
cocina y un largo etcétera. Pero fundamentalmente creo que la memoria sensorial
juega un papel fundamental en el gusto del consumidor español.
“No hay
como las croquetas de mi madre” ¿Escuchó o dijo eso? “Las tortillas de patata
de mi abuela no tienen competencia” esto de la memoria sensorial también tiene
su lado negativo “Si el café con leche es muy claro, no es buen café” en referencia
al intomable torrefacto, o “Bebido con buenos amigos sabe bien cualquier vino”.
Aunque por suerte, la tendencia está cambiando hacia un refinamiento del gusto.
Últimamente
también diversas tribus urbanas; foodies, bon vivants, sibaritas, gourmets,
gourmands, gastrónomos o gastrósofos están a la expectativa de cualquier
novedad relacionada con la alimentación que los lleve a nuevas experiencias. Por
supuesto que no todos se atreverán a probarlo todo, siempre dependerá por un
lado su memoria sensorial y por el otro si su bolsillo se lo permite.
Como resultado
interesante de esto, son las innumerables tiendas y restaurantes especializados,
que quizá en ciudades como Barcelona, Madrid o Valencia están proliferando como
setas y enfocados a un cliente muy definido y fiel a sus productos, más conciente
de su salud y muy interesado por las propiedades de los mismos.
Pero claro,
como no todos pueden permitirse cocinar o comer comida sana, debido a la forma
de vida acelerada que llevamos, a la falta de tiempo y a los costes elevados de
esta alimentación “bio”; las empresas del “ponlo en el microondas y listo” están
haciendo todo lo posible para atraer a estos clientes, que en definitiva son su
mercado. Por suerte ya no les resulta fácil esto de “Meter gato por liebre”
barato sin conservantes ni colorantes añadidos. Como tampoco a los fast food ni
a las cadenas de supermercados. Sirva como ejemplo una cadena de supermercados
valenciano, que viendo decrecer sus ventas en productos frescos, han recurrido
al mensaje por altavoz “A partir de tal fecha, frutas y verduras con más sabor
y aroma”. Están reaccionando a este paladar sensible, que por más que el tomate
es de un rojo muy bonito, si no sabe ni huele a tomate no lo venden.
Por todo
esto digo ¡Viva el paladar sensible! Y por si quieres saber y descubrir más sobre estos temas, te apuntas a una de mis catas o
degustaciones y trataremos juntos de sorprender y mimar nuestros sentidos.