Ayer por la tarde fui
a conocer Isabela Gourmet Market, me lo habían indicado como un mercado pero
vamos a diferenciarlo.
Hace un tiempo, está
de moda presentar como mercados sitios donde el diseño y la decoración impera
más que el producto en sí. Los productos se exponen detrás de mostradores con
cristales. Peceras muy bien iluminadas, los productos muy bien presentados eso sí, pero no
sabrás a que huele, a que sabe o si está en su punto hasta que no pases
previamente por caja. Si uno espera mimar los sentidos con los aromas, sabores,
colores y tacto como en un mercado tradicional, no es el lugar. Digamos que es
más un patio de comidas de un moderno Shopping para degustación in situ que un
mercado.
Quizá estoy mal
acostumbrado por mis mercados tradicionales y suene un poco romántico que, con sólo
llegar a estos, comienza una explosión de sensaciones hacia mis sentidos y yo a gastarme lo que no tengo por llevarme todo lo que me apetece. El aroma mezclado de las
verduras y frutas frescas, sus colores; la pescadería; la tienda de especias;
el carnicero que conoce mis cortes de carne preferidos; el olor a granja,
huerta; la sensación de frescura; el probar una fresa o picota para saber si
está en su punto y un largo etcétera. Eso para mi es un mercado.
Igualmente es
meritorio el apostar por un emprendimiento de esa envergadura en los tiempos
que corren. Ayer mientras recorría las únicas dos plantas que tienen
habilitadas por el momento, en el Paseo de la Habana 3 de Madrid, el sonido del lugar, lejos de
ser agradable, era de las obras que están apurando detrás y que seguramente será una terraza de verano para degustar los productos.
Destacar que fui a
las 17 horas, que los empleados estaban poco animados y que el escaso público
no les motivaba. Algunas aprovechaban a pintarse las uñas y otros a realizar modestos origamis para sorprender a una aburrida compañera. Sólo en un puesto,
una chica muy atenta, me ofreció probar un verdejo de bodegas Rubén Taboas
Araujo que tenían en oferta. En una de las dos barras de bebidas que tienen en
las dos plantas, me acerqué a ver la carta de vinos y elegí un Verdejo
fermentado en barrica de Bodegas De Alberto, con la mala suerte que no tenían
en ese momento y tuve que decantarme por un Viura de Bodegas Medrano.
Quizá lo que le
falte, además de las sensaciones hacia los sentidos desde un principio, sería
que en los stands te ofrecieran cuando estás adquiriendo un producto, otro para
armonizar el que tomas. En mi caso seleccioné un café de Etiopía en una de sus
cafeterías y lo combiné con alguna de las
delicias de chocolate que tienen en esos puestos, unas trufas de cacao.
Seguramente el
Isabela Gourmet Market irá creciendo en lo que respecta a servicio. En la planta dos, está prevista abrir la alta cocina del chef Joaquín de Felipe. Visitarlo y
degustar, ideal para el mediodía de ejecutivos sibaritas y la noche de los Bon Vivants, ya saben mi opinión sobre estas tribus en el post: ¿Quiénes o que somos a la mesa? Eso si, dejar el carrito de la compra en casa y no esperen mimar los sentidos desde la entrada, ni escuchar a la señora
que pregunta ¿Quién da la vez?
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